La Amenaza Fantasma: No es lo mismo, pero es igual

Comentar La Amenaza Fantasma sin referirse a las anteriores entregas de Star Wars puede sonar a sacrilegio, pero, en un primer acercamiento crítico resulta indispensable. El propio ha dicho que hay que acercarse al film «virgen», es decir, sin prejuicios, como si éste fuese de verdad el primer capítulo de la saga. Y en ese sentido hay que reconocer que, si bien la película falla lo suficiente para no ser considerada una obra maestra, sí que merece ser valorada, en su terreno, como el trabajo más redondo y exquisito de la década, con permiso, claro está, de la modélica Titanic.

Nos encontramos, no cabe duda, ante una película que genera, incluso antes de ser vista, sentimientos encontrados. Así, era de esperar que los críticos más sesudos, aquellos que vieron en la primera trilogía el preludio del fin del renacimiento del cine intelectual, la pusieran a caldo (eso sí, esta vez, paradójicamente, apoyados por los fans más enfermizos de la saga, esos que no ganan para maquetas del Halcón Milenario y que, en algunos casos, se llegan a creer Jedis), mientras que los menos escépticos y displicentes hemos disfrutado de lo lindo con el particular, desenfadado y muy coherente universo creado por Lucas, toda una gama de mundos que, si en la primera trilogía bebía directamente del «western«, las leyendas artúricas y la filosofía samurai, en esta ocasión encuentra su inspiración, esencialmente, en el cine de romanos (Ben-Hur como ejemplo más obvio), el Nuevo Testamento (la polémica inmaculada concepción del pequeño Anakin Skywalker y su designio aparentemente divino) y la densa tradición medieval esotérica centroeuropea, esta última, particularmente homenajeada con la referencia a los midi-chlorians, sumos sacerdotes que guardaban los secretos de las runas (rune, en germánico antiguo, significa «fuerza»), aquí convertidos en microorganismos inteligentes, claves en el concepto de «La Fuerza». Todo ello envuelto con ecléctico encanto (la princesa Amidala y sus fastuosos vestidos de inspiración entre veneciana y persa, la impresionante capital de Naboo, una especie de Estambul con elementos románicos y, de nuevo, venecianos, o la increíble ciudad submarina de los gungans, que haría las delicias del mismísimo Jesús Gil) y sin demasiadas pretensiones pseudo-filosóficas, eliminando la superficial rimbombancia de los diálogos de la primera trilogía, aunque a costa de un involuntario empobrecimiento de los mismos.

Pero, probablemente, lo que más divisiones ha generado la propia potencialidad del film, abiertamente dirigido hacia las nuevas generaciones, las que han crecido con las video-consolas, y que demandan un espectáculo cuasi interactivo, objetivo que se ha conseguido con creces, y que, sin embargo ha enervado los ánimos de muchos de quienes disfrutaron en su infancia de los episodios anteriores (o posteriores, según se mire). Hay más linealidad en las interpretaciones, lo que ha sido calificado como «menos humanidad», más visualidad, acorde con los tiempos que corren, cierto tono infantil (comenzando con el muy discutido personaje virtual Jar Jar Binks) que puede desconcertar, pero que a los chavales les encanta, la tensión sexual, simplemente, no existe (la ausencia de un «Han Solo» pesa mucho en el film), el presunto malvado estrella, el tal Darth Maul, no es más que un sicario, un mero aprendiz, que, por supuesto, no concita —tampoco se pretende- el magnetismo de Darth Vader, por ejemplo. Pero, como muy bien ha indicado el propio director, estamos ante una mera introducción de personajes que, en las sucesivas entregas de la saga se irán desarrollando, sin llegar a ser El Padrino, obviamente, pero con más oportunidad de lucimiento para los actores (entre los que espero haya hueco, aunque sea en espíritu —y si lo digo, es por algo-, para , con diferencia, quien mejor parado sale en la película). No nos engañemos, George Lucas puede que no sea un gran director, pero ha creado un mito, un referente universal, un imperio con múltiples ramificaciones que, a buen seguro, no se echará a perder por la fobia de unos o el desencanto de otros.

Catálogo de pequeños «horrores»

Por último, a modo de divertido epílogo, he aquí algunos (no todos) errores y gazapos del film:

  • La película transcurre unos treinta años antes de La Guerra de las Galaxias. Sin embargo, la diferencia de edad entre el Obi-Wan jovial de La Amenaza Fantasma y el anciano Obi-Wan del cuarto episodio parece mucho mayor (de hecho, lo es). ¿Envejecimiento prematuro?
  • La mayor parte de la película se sitúa en el árido Tatooine. Sin embargo, en el cuarto episodio C3PO no recuerda haber estado nunca en dicho planeta, cuando, precisamente, ¡¡¡fue construido allí!!!
  • Por cierto, en ese mismo episodio, Obi-Wan no recuerda haber tenido nunca al robot asteroide R2D2. ¿Ataque de Alzheimer?
  • Tatooine es un planeta situado en una sistema con dos soles. ¿Cómo es posible, entonces, que sus habitantes proyecten sólo una sombra (eso por no hablar del infernal ruido que producen las naves ¡¡en pleno espacio exterior!!)?
  • Al aterrizar en Tatooine, el malvado Darth Maul contempla admirado la constelación de Orión, ¡tal y como se ve desde la Tierra!. Y eso que estamos en una galaxia muy, muy lejana.
  • En Tatooine, el amo y señor es Jabba, una babosa gigante, quien, sin embargo aparece mucho más delgado y bajito en el cuarto episodio, para, curiosamente, volver a engordar y crecer sin mesura en El Retorno del Jedi. ¿Repentinos cambios de metabolismo?, ¿dieta inadecuada?
  • Anakin parece que es hijo único, pero, en la cuarta entrega, Luke, su hijo, vive en la granja de su tío carnal y hermano mayor del entonces maléfico Darth Vader. ¿Cómo es posible?
  • En El Imperio Contraataca, Obi-Wan le dice a Luke que visite a Yoda, el maestro que le instruyó para ser un Jedi. ¡¡¡Y qué pasa con Qui-Gon Jinn!!!
  • En una secuencia crucial, Qui-Gon Jinn cura una herida al pequeño Anakin, momento que aprovecha para extraerle sangre con intención de examinarla, pero en ningún momento se ve cómo demonios se produce la herida el chaval. ¿Elipsis narrativa, descarte de montaje, gazapo en toda regla? ¿Tendremos que esperar a una Edición Especial para averiguarlo?

Hasta entonces, que LA FUERZA os acompañe.